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Martijn Karrenbeld

Global Sector Leader - Chemical & Life Science

La industria farmacéutica está lidiando con los impactos del COVID-19 que afectan a todos los sectores e industrias: laboratorios cerrados, fábricas y oficinas vacías, personal que trabaja de forma remota y planes de inversión parados. Todo esto sucede mientras las compañías farmacéuticas tienen la fundamental tarea de encontrar soluciones a la crisis, en forma de pruebas, tratamientos y, finalmente, una vacuna.

En estos momentos cuando esta industria es más fundamental que nunca para contener y abordar el brote, las compañías farmacéuticas están de alguna manera con las manos atadas. Algunos de los principales expertos en enfermedades infecciosas del mundo dicen que las pruebas generalizadas (junto con el aislamiento rápido de las personas infectadas) es la mejor manera de detener la propagación del virus hasta que se pueda desarrollar una vacuna. Pero el brote está obstaculizando las líneas de suministro fundamentales y reduciendo la capacidad de la industria para entregar los productos necesarios para poder fabricar los tests, como espátulas y tubos de ensayo de plástico. La empresa suiza Roche comenta que la demanda de componentes para realizer las pruebas es tan alta que a veces es necesario renunciar a los derechos de propiedad (en este caso, a la fórmula de su solución amortiguadora de lisis, utilizado para romper las células y estudiar su contenido) y así no obstaculizar la apremiante necesidad de abordar esta crisis.

 

También se habla mucho sobre medicaciones y terapias existentes que pueden ser útiles para tratar a los enfermos graves, ofreciéndoles mayores oportunidades de sobrevivir a la infección pero estos medicamentos aún deben demostrar su eficacia en relación con esta enfermedad y la seguridad de usarlos en pacientes con coronavirus. El paro económico actual en todo el mundo, ciertamente, no está ayudando a las compañías farmacéuticas a desarrollar tratamientos con la urgencia necesaria.

 

En última instancia, se necesita una vacuna contra COVID-19 para detener realmente la propagación del virus, pero los expertos dicen que no será hasta el 2021 como pronto cuando dicha vacuna demuestre ser segura y pueda fabricarse y distribuirse. Dicho esto, las subvenciones de gobiernos y filántropos como Bill y Melinda Gates están ayudando. Además, 35 compañías ya dicen que están trabajando en una vacuna y se estima que el mercado de vacunas COVID-19 puede valer $ 35 mil millones de dólares (USD).

 

Claramente, sin embargo, los beneficios financieros que una empresa puede obtener, al desarrollar componentes de prueba, tratamientos o una vacuna, palidecen en comparación con la alarmante propagación de COVID-19 y las vidas que el virus está destruyendo. La industria farmacéutica tiene un imperativo moral de hacer todo lo posible para fabricar y distribuir rápidamente estos medicamentos y vacunas, una vez estén disponibles. Y si la industria no actúa lo suficientemente rápido, entonces corre el riesgo de que los gobiernos intervengan y se hagan cargo de sus mercados. Aunque esto aún no ha sucedido a la industria farmacéutica, en los Estados Unidos, el presidente Trump ya ha invocado la Ley de Protección de Defensa para exigir a General Motors que produzca ventiladores de hospital. No hay nada que impida que los Estados Unidos u otros gobiernos tomen medidas similares en relación con las compañías farmacéuticas.

Cinco principales movimientos que las compañías farmacéuticas deben considerar:

Identificar las instalaciones más apropiadas para reconvertir o expandir, para ampliar la capacidad de producción, incluir en producción los equipos redundantes e identificar las infraestructuras que permitirían este rápido escalado

Planificar y diseñar nuevas instalaciones de producción que se puedan construir rápidamente. Considerar los depósitos modulares, podulares y autónomos (PODS), que ya son frecuentes en la fabricación de productos farmacéuticos, para lograr velocidad, flexibilidad y escalabilidad.

Adaptar y actualizar las redes de la cadena de suministro para entregar componentes, tratamientos y vacunas al existir múltiples sitios en todo el mundo haciendo este trabajo.

Reconsiderar las dependencias de la cadena de suministro: concentrarse en la resiliencia de la cadena de suministro y establecer una red más sólida de proveedores estratégicos.

Como nadie sabe qué virus atacará la próxima vez, aprender todas las lecciones de esta crisis pandémica y trabajar junto con las autoridades para establecer formas de crear un acceso más rápido al material de prueba, medicamentos y vacunas.

Como nadie sabe qué virus atacará la próxima vez, aprender todas las lecciones de esta crisis pandémica y trabajar junto con las autoridades para establecer formas de crear un acceso más rápido al material de prueba, medicamentos y vacunas.

Martijn Karrenbeld

Global Sector Leader - Chemical & Life Science